No preguntes qué puedes encontrar aquí, ni siquiera yo lo sé. Sea lo que sea se hallará entre el todo y la nada, entre el blanco y el negro, entre siempre y nunca. Ahí queda mucho espacio por llenar. Empecemos, sin demora, necesitaremos más de una vida para hacerlo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

24 Los niños vienen de París.























Fotos: Nidos de cigüeña en la provincia de Zamora (España). Verano 2001. Xavier Blanco.


Me gustan las cigüeñas: trepadoras, tenues, ingrávidas, intrépidas, aflamencadas. Esos nidos al borde del abismo, serpenteando entre los ecos de la nada. Sí, me gustan las cigüeñas, será por los niños, por esos que vienen de París.

3 comentarios:

  1. Curioso que hagan sus nidos preferentemente en construcciones humanas previas,como queriendo decir, que a pesar de que nos vayáis ocupando nuestro espacio natural, seguiremos existiendo y okupas nos volveremos.

    Tres hurras por las cigüeñas!!!

    ResponderEliminar
  2. No he tenido el placer de conocer ninguna cigüeña. No suelen acampar por estos predios canarios. Claro que, eso sí, su imaginario vive en mí, en esa niña que pervive en medio de mis tormentas. Me gustó observarlas de cerca, exactamente sobre el campanario. La otra imagen, perdona, hace que rechinen mis dientes. Tristes cigüeñas sobre el metal. Saludos Xavier.

    ResponderEliminar
  3. Gorka, Isabel, gracias por pasar por aquí y por comentar. Siempre me gustaron las cigüeñas Isabel, traen bonitos recuerdos, tan frágiles, tan gráciles...
    Gorka, le podremos diques a los ríos, vallaremos los campo, ganaremos terreno al mar, enviaremos cohetes al espacio...pero las cigüeñas volverán para decirnos que no somos nada, insignificantes ante el poder de la naturaleza.
    Un abrazo a los dos.

    ResponderEliminar